AC/DC (2/6/2015 Estadio Vicente Calderón, Madrid)

Un sabor muy agridulce me dejó este último concierto de AC/DC, en la gira del álbum Rock or Bust. ¿Y por qué? Porque, a mi parecer, el gran espectáculo de rock ofrecido no estuvo a la altura en un aspecto fundamental: el sonido. A continuación os cuento cómo fue la jornada.


Los fans acudimos, tras apoquinar una nada considerable cantidad de dinero, con toda la ilusión del mundo. Pese a haber transcurrido seis años desde el anterior concierto de AC/DC, una sensación de dejá vu se respira en el ambiente: Las mismas dificultades para haber conseguido entrada, mismo lugar, casi mismo día... Al fin y al cabo, AC/DC es uno de los grupos más "constantes" (al que diga "machacones" lo reviento :) y es lo que todos buscamos: revivir la experiencia.
Es obligatorio ir con suficiente tiempo de antelación para disfrutar consabido litro de cerveza de precalentamiento y del ambiente que forma la afición se va congregando en los alrededores del estadio. Tras entrar rápidamente al estadio Vicente Calderón (ni término de comparación con la nefasta organización en el concierto de los Rolling en el Bernabéu), era el momento de coger un buen sitio: centrado y unas decenas de pasos por delante de la mesa de sonido, donde se suele tener la mejor acústica.

Los teloneros Vintage Trouble animaron al personal con una buena actuación de soul, herederos del espíritu y el estilo James Brown. Pese a ser un estilo atípico y a priori no muy apropiado para el tipo de audiencia de AC/DC, se agradece ver algo diferente y el personal lo pasó en grande.
A las diez en punto (más cinco minutos de cortesía) y ya al filo del ocaso, se apagaba la iluminación para dar paso a la ya habitual intro animada, esta vez con temática espacial en que una enorme meteorito de roca (guiño guiño, codazo codazo) se dirige a toda velocidad hacia la Tierra dejando atrás en el espacio parafernalia de AC/DC como la locomotora, la campana del infierno etc. Tras chocar, hacen su aparición en el escenario los miembros de la banda.

Como ya es sabido, esta gira presenta importantes novedades: en la batería vuelve Chris Slade a.k.a El Calvo (que ya estuvo en la formación a mediados de los noventa y que tocaba en el mítico disco Live en Donington) reemplazando a Phil Rudd, retenido en Australia por sus problemas con la justicia. En la guitarra rítmica el not-so-young Stevie Young, con la difícil tarea de reemplanzar a Malcolm, de quien siempre se ha dicho que es el corazón, el alma y el artífice del rocoso sonido AC/DC. Debo decir que no tengo ninguna objeción en cuanto la formación. Tanto uno como otro cumplen a la perfección su cometido y, para un oído inexperto como yo, no se aprecia diferencia. Quizá, Chris Slade tiene un estilo más prominente en la batería, machando con ganas, mientras que Phil Rudd desempeña su papel con enorme eficacia pero manteniendo siempre en segundo plano. AC/DC siempre ha sido un grupo guitarrero, no de batería. ¿Tuvo esta circunstancia algo que ver en los problemas de sonido a los que me refería, con sonido distorsionado y poco claro? Lo dudo. Una buena ecualizción debería poder haber equilibrado la potencia de la batería.

Al set list tampoco se le pueden poner objeciones. Del nuevo disco sólo tocaron tres, las más destacadas, cuando en una gira de disco es habitual tocar cinco o seis canciones a modo de presentación. Tras arrancar con Rock or Bust, los hits se fueron sucediento: Shoot to Thrill, Hell Ain't A Bad Place To Be, Back in Black, etc.

Es habitual que en los conciertos las primeras canciones no suenen del todo bien hasta que se van afinando los niveles desde la mesa, pero el concierto avanzaba sin mejorar. Las canciones o menos más pausados (si es que en AC/DC hay tal cosa) sonaban algo mejor, pero cuanto atacaba la artillería pesada la falta de claridad y de nitidez en los sonidos era patente. El bajo distorsionaba y la batería retumbaba. Por suerte la guitarra de Angus sonaba prístina en todo momento. Brian Johnson pletórico, chuleta y con el público en el bolsillo. Angus tan rápido como simpre y sudando a borbotones, dándolo todo. Pese a que se diga que está mayor, sobre el escenario no parecen pasar los años por él, y a ver quién es el guapo que con 60 años aguanta el tipo a pecho descubierto sobre pantallas de 30 metros. No había tiempo para quejas, el concierto avanzaba a la velocidad del relámpago (guiño guiño, codazo codazo). Entre bromas, comenté que se habían hecho un grupo de punk-rock. En apenas una hora habían tocado doce o catorce canciones. Un trallazo tras otro. Nada de florituras, nada de solos. Al grano. Tocar todo lo posible. Siendo mal pensados, casi daba la sensación de ser un concierto de despedida, o un intento de compensar la carencia los miembros originales. Seguramente se trataba sólo de agradar lo máximo a los fans. Sin duda.
Rosie ha adelgazado con los años pero sigue siendo mucha Rosie.

Pasado el ecuador del concierto, Brian se vino abajo. Se le vio llevarse una mano al diafragma, como con flato, y a partir de entonces la ya de por si exigua (reconozcámoslo) voz de Brian desapareció casi por completo y apenas podía sino acompañar al público que coreaba cada estrofa. Desconozco si se quedó afónico, si ha pasado en más conciertos de la gira o si son imaginaciones mías, pero para mi fue un gran decepción que se añadía al deficiente sonido general. Por suerte para ese momento se enfilaba la recta final del concierto. Let There Be Rock, alargada con el apabullante solo de Angus, deba un respiro a Brian para rematar con Highway To Hell (acompañada en pantalla de nuevo con unas animaciones que aglutinaban toda la parafernalia de la historia de AC/DC formando su logo, que daba muy mala espina) y los cañonazos finales de Let There Be Rock. Con gran profesionalidad llegaban hasta las acostumbradas dos horas de espectáculo y desalojábamos el estadio con esos gloriosos pitidos en los oídos.

Y así es como viví yo este mi quinto concierto de AC/DC. Puede sonar duro. Seguramente sea demasiado exigente. Pero esperaba lo mejor y sólo llegue a rozarlo con la punta de los dedos.

 Ahora la duda queda en el aire. ¿Qué depara el futuro para AC/DC? Con la formación actual funcionan perfectamente para girar, ¿pero y los discos? Se ha comentado que Rock or Bust es un disco de descartes, material que ya se tenía y que entraron al estudio para grabar. ¿Podrán sacar nuevos discos, que son los detonantes de las giras, sin la aportación fundamental de Malcolm?
Quiero creer que sí, y allí estaré de nuevo para disfrutar con mis ídolos de cada riff y sacarme la espinita.

El setlist completo fue:
Rock or Bust
Shoot to Thrill
Hell Ain't a Bad Place to Be
Back in Black
Play Ball
Dirty Deeds
Done Dirt Cheap 
Thunderstruck 
High Voltage 
Rock 'n' Roll Train 
Hells Bells 
Baptism by Fire You 
Shook Me All Night Long 
Sin City 
Shot Down in Flames 
Have a Drink on Me 
T.N.T. 
Whole Lotta Rosie
 Let There Be Rock (+solo) 
Bises: 
Highway to Hell (with Angus Young guitar solo in intro) 
For Those About to Rock (We Salute You)

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