Con bastante rigor se analizan y recrean las circunstancias del magnicidio, y da una explicación plausible a los dos elementos fundamentales para las teorías de la conspiración: la bala mágica y la bala perdida.
Resulta especialmente sorprendente la prueba de disparo en que los tres casquillos quedan en la misma posición en que se encontraron en la ventana del sexto piso del depósito de libros de Dallas, y cómo la "reaparición" de la bala perdida además aumenta el tiempo en que se produjeron los disparos, que antes se pensaba que era más corto y que es otro de los elementos en los que siempre se ha fundamentado la teoría de la conspiración al argumentar que un solo hombre no podía realizar tres disparos con un rifle manual tan seguidos y con tanta precisión.
Por lo que a mi respecta, y a la vista de este documental, me reafirmo en la creencia de que Oswald fue el único tirador, y que tras un primer disparo fallido en la menor distancia, realizó dos tiros más según se alejaba el convoy con la tremenda casualidad de que acertó de pleno en el blanco. Un sólo hombre, un loco solitario, cambió el mundo para siempre.
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